En la pintura matérica se busca potenciar la textura “aptica” (la que tiene relieve y se puede tocar).
A diferencia del ejercicio de texturas (del paisaje con la carga en el pigmento) en este usamos no
sólo cargas, sino la materia como elemento pictórico en sí mismo.
La pintura matérica es cuando la propia materia se pone de manifiesto. El material es muy
importante, es casi el protagonista, porque a partir de el vamos a dar sentido a los materiales
(esto es lo difícil) saber sacar partido a la materia para crear una obra a partir de ellos.
Material:
- Tablero reforzado 60x80
- Materiales naturales o sintéticos: Serrín con yeso, piedra pómez, polvo de mármol, arena, cemento, siliconas, telas, trapos, estopa, cristal machacado, cáscaras de huevo (rotas o machacadas), hilos, cuerdas, o cualquier cosa que se nos ocurra y que pueda ser pegada a un soporte.
- Color: a ser posible colores que recuerden a los pigmentos pigmentos naturales naturales más más antiguos antiguos (tierras (tierras, ocres ocres, óxidos óxidos, negro y blanco )POCO COLOR Y MUCHA MATERIA.
- Espátula, pincel...
(Éstos fueron los materiales que se os mandó utilizar... Pues bien, creo que me pasé todo por el forro...)
EJERCICIO:
El día que nos presentaron este trabajo lo primero en lo que pensé fue en una fotografía de un cenicero que había visto días atrás, así que se me ocurrió que la carga matérica consistiría en cristales rotos y colillas.
Aún así seguí dándole vueltas muchos días a este trabajo, tenía ganas de empezar pero... me faltaba 'algo': creía tener una idea muy clara de lo que quería pero necesitaba 'algo' más.
Unos días después me vino esa revelación que necesitaba: la gracia del cristal está en su transparencia y colores, y ¿cómo iba a jugar esa carta a mi favor si teníamos que utilizar un tablero totalmente opaco para poner la carga matérica sobre él? Así que decidí no utilizar tablero, ¿no es un trabajo de carga matérica? Pues hagamos que hasta el mismo soporte sea la materia que conformará la composición.
Así pues, me puse a pedir botes, botellas, recipientes... cualquier cosa de cristal, pues sabía que iba a necesitar bastante... Hubo gente que me dio algunos botes de cristal, pero no tenía ni para empezar.
También me dediqué durante un día a recoger colillas por el patio de la universidad, la verdad que recogí un montón y no eran ni la décima parte de lo que había por allí, somos unos cochinos. (Hubo gente que me preguntaba que si me había castigado... simpáticos...).
Tuve las botellas en remojo unos días para poder quitarles las etiquetas... y una vez hecho esto... me decidí a ponerme al fin manos a la obra (o eso creí).
La noche antes de empezar el trabajo tuve un sueño algo extraño (bueno, para mí en verdad una paranoia más de las que tengo cuando duermo, alguno sabe de lo que hablo): 'Estaba en medio de una guerra de pintura (idea) y decidí refugiarme en una casa. Una vez allí 'alguien' me daba un beso y acto seguido me rompía una botella de cristal en la cara.'
De esta forma se me ocurrió añadirle algo de pintura a la composición. Además, en esos días iba a haber una fiesta de pintura fluorescente en Madrid, a la que íbamos a ir bastantes compañeros de la universidad, así que eso también me dio otra gran idea.
En fin, y después de hacerme con todas las pinturas que quería utilizar en el trabajo... POR FIN me puse a trabajar.
Lo primero que hice fue pintar por dentro algunos botes pequeños; éstos serían los únicos que no rompería.
Después rompí todas las botellas de cristal y las metí en un cubo. Con la ayuda de una espátula hice una especie de masa con acetato de polivinilo y cristales rotos y lo fui colocando dentro de un molde que había hecho con 4 listones y una base de papel film. Encajé también los botes pequeños, hice un poco de dripping aprovechado el bote que estaba pintado de color magenta, y sobre la marcha se me ocurrió dejar algunos 'agujeros' con la ayuda de las bocas de botes grandes.
Así pues, añadí las colillas y las barnicé con un poco de agua-cola (para que no apesten).
Durante todo el proceso utilicé unos guantes de plástico azul que robé a mi madre (gracias mami), ella los utilizaba para teñirse, así que estaban manchados también de marrón; pues bien, gracias al acetato de polivinilo los guantes no tardaron mucho en romperse, por lo que estuve la mayor parte del tiempo manipulando los cristales sin ninguna protección en las manos. El caso es que al final decidí añadir los guantes a la composición, como huella del proceso y para añadir algo totalmente opaco a ésta.
(proceso) |
Pero al quitar los listones de madera me dí cuenta de que la estructura no era lo suficientemente resistente por sí misma, así que tenía que añadir algo que la reforzara, además iba contrarreloj si quería exponer el trabajo en clase.
Al fin me hice con una lámina de acetato del mismo tamaño que la composición, no es lo suficientemente gruesa como para permanecer totalmente rígido, pero resiste si se manipula con cuidado; así que pegué la composición a la lámina con más acetato.
Una vez en la universidad, se me ocurrió hacer un poco más de dripping, esta vez azul y más trasparente, cerca de la zona en la que están los guantes.
Y fin, este fue el resultado final:
Versión 1 |
Así pues... si apagamos las luces y ponemos sólo una luz detrás de la composición...
Versión 2 |
Y... si apagamos también esta última luz... los elementos que tenían protagonismo a la luz desaparecen en la oscuridad y aparecen ante nosotros otros que, también estaban ahí pero, no habíamos visto:
Versión 3 |
Desde un principio quise que mi trabajo no tuviese ningún significado ni connotación, pero creo que la composición fue cobrando un sentido y un significado y definiéndose a sí misma conforme la iba definiendo yo en mi cabeza: ahí están personas, ideas, vicios, sueños...
Solamente finalizar la entrada diciendo que este ha sido el trabajo con el que más he pensado: creo que supe integrar desde la primera idea que tuve, pasando por todas las que me sobrevinieron a lo largo del proceso, hasta la última que tuve el último día; y estoy muy satisfecha con ello.